Los pianos tangueros están de luto. Ayer, el negro de su pintura fue también el de su alma musical, callada porque uno de sus máximos creadores se fue físicamente y dejó su obra como legado. A los 98 años murió Mariano Mores, y el resto es silencio.
Su verdadero nombre era Mariano Alberto Martínez y había nacido el 18 de febrero de 1918 en San Telmo, uno de los barrios emblemáticos de Buenos Aires. Su identidad artística la asumió en 1936, cuando se transformó en el pianista de las hermanitas Margot y Myrna Mores, con actuaciones en vivo en las radios del momento. Con Myrna vivió su único y gran amor; se casaron en 1942, y nunca se alejaron.
Para entonces, ya era profesor de teoría musical, solfeo y armonía recibido en el Conservatorio D’Andrea y llevaba cuatro años como parte del conjunto criollo La Cuyanita o acompañando al pianista Roberto Firpo. Los sonidos se venían desde la cuna, porque su abuelo era flautista y lo incentivó desde niño para que tocase un instrumento, al punto que comenzó a estudiar a los siete años.
No sólo se dedicó a la música como compositor y director de orquestas; también fue galán de cine en las películas “Corrientes... ¡calle de ensueños!”, “La doctora quiere tangos” y “La voz de mi ciudad”. Además, tuvo un papel protagónico en televisión junto a Mirtha Legrand, en el ciclo “M ama a M” y tuvo su programa propio con “La familia Mores”, con todo su clan, dirigidos por David Stivel y con libretos de Abel Santa Cruz.
Homero Manzi, Enrique Santos Discépolo, José María Contursi, Enrique Cadícamo y Cátulo Castillo, entre muchos otros, compartieron composiciones y escenarios con el creador. Más allá de la popularidad que alcanzó, Mores recogió innumerables reconocimientos como músico tanto a nivel nacional (en 2000 fue elegido como el mejor compositor de tango del siglo) como internacional, en especial luego de una serie de conciertos en el Lincoln Center de Nueva York y al frente de las Orquestas Sinfónicas de Londres y de Montevideo.
La votación popular también respaldó su arte: “Taquito militar” fue elegida la mejor milonga del siglo en una encuesta organizada por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. El tema fue estrenado en el Teatro Colón (donde es velado) en 1952, durante el Gobierno de Juan Domingo Perón, de quien Mores era simpatizante, y estuvo dedicado al ministro de Guerra, Franklin Lucero. Considerado un emblema de la fusión entre lo culto y lo popular, estuvo prohibido tras la caída del peronismo.
El músico hasta tiene una esquina propia en la Capital Federal, identificada con la placa que está en Carlos Pellegrini y Corrientes, a 50 metros de donde estaba el Café Vicente, donde tocó el piano por primera vez en público.
Despedidas
De todas las edades, de todos los géneros musicales, y de otras disciplinas, como los actores, las redes sociales se poblaron de despedidas al maestro Mores.
“El cielo se estaba abriendo para dar paso con honor y gloria al maestro y amigo Mariano Mores”, escribió Andrés Calamaro, y recordó momentos junto al músico, con quien compartió grabaciones para su disco “Honestidad brutal”.
“Era exigente con la métrica, la formalidad de la canción y las palabras; un músico de primerísima categoría, de los que ya no existen”, lo describió.
El bandoneonista Raúl Garello subrayó las virtudes de Mores como melodista y lo comparó con artistas como Cole Porter y George Gershwin, por desarrollar una música que viene de las calles. “Murió un compositor capaz de interpretar el sentir popular” destacó Garello, quien no vislumbró por el momento una figura capaz de erigirse como sucesor del gran pianista fallecido.
Entre los políticos, lo recordaron Hernán Lombardi, titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos; Daniel Scioli, ex gobernador bonaerense, y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio.
Entre los artistas, fue recordado por Edelmiro Molinari, Cecilia Milone, Celeste Cid, María Carámbula y Griselda Siciliani, entre muchos otros. Molinari subió a Facebook una foto del pianista junto al lema “Buen viaje, maestro”. “Amo tu sonido para siempre. Te amo Mariano Mores. Doy gracias a Dios por haberte conocido y por la bendición de tu música. Aplausos, Maestro”, expresó Milone.
La versión de Gricel que hicieron Luis Alberto Spinetta y Fito Páez fue otra de las más difundidas en las redes sociales para recordar a Mores.
“Hasta siempre Maestro. Gracias por tu talento, simpatía y por ser tan buen paciente”, escribió, por su parte, el médico Alberto Cormillot, mientras que Flor de la V le deseó “buen viaje”.
IN MEMORIAN
El último latido
ROBERTO ESPINOSA /LA GACETA
Una secuencia de tango se filtra por la cerradura de ese cuartito azul de la primera pasión. En el patio de la morocha, feliz paisaje de vida que duele como una herida, una tanguera se dibuja en el empedrado. Cada vez que me recuerdes, tu pensamiento me besará -dice-; una lágrima tuya me moja el alma, mientras rueda la luna por la montaña. Cómo olvidarte en esta queja, cafetín de Buenos Aires, si sos lo único en la vida que se pareció a mi vieja... en esas mesas donde uno busca lleno de esperanzas el camino que los sueños prometieron a sus ansias. Sin palabras esta música va a herirte, dondequiera que la escuche tu traición... Frente al mar, yo pregunto si acaso el delito fue dar, siempre dar, sin pedir más que amar... Me faltó después tu voz y el calor de tu mirar y como un loco te busqué, pero ya nunca te encontré y en otros besos me aturdí… Ahora llora la calesita de la esquinita sombría, y hace sangrar las cosas que fueron rosas un día. Porque en este baile insinuante hay que tener, desde el corazón palpitante hasta los pies, el repiquetear del taquito se hace obsesión, hasta que se funde en el ritmo del corazón... Ella puso su grata tibieza en mis noches de triste bohemia… mas un día llegó la riqueza y cambió nuestras vidas… Por eso entre copas, amigos y besos, la perdí por mi mala cabeza. La calle es niebla y cerrazón y mientras digo mi canción, lloviendo está mi corazón, en oro y gris... Mis ojos al cerrar te ven igual que ayer, temblando, al implorar de nuevo mi querer... ¡Y hoy es tu voz que sangra en mí, en esta tarde gris! (se mira en el espejo)... tengo el corazón hecho pedazos, rota mi emoción en este día... Noches y más noches sin descanso y esta desazón del alma mía... Un fogonazo de casi un siglo de amor y tango apaga el último latido, antes de que la sonrisa de Mariano Mores abrace la eternidad.
Los hitos de una vida plena
1 - Las composiciones imperdibles
Elegir los mejores temas de Mores es tarea ardua. No pueden faltar “Taquito militar”, “Cuartito azul”, “Grisel”, “El firulete”, “Cafetín de Buenos Aires”, “Adiós pampa mía” y “Uno”.
2 - Un amor eterno
Se casó con Myrna Mores en 1942 y tuvieron dos hijos, Nito y Silvia. Su esposa murió en 2014 y él escribió: “para el amor de toda mi vida: siempre estarás en mi memoria”.
3 - El gran dolor
Un cáncer mató a su hijo Nito en 1984. Lo recordaba en cada recital, antes de empezar, poniendo una mano sobre el piano. “Siempre está conmigo, lo tengo al lado”, aseguraba.
4 - Una estadía en Tucumán
En 2004, en una de sus visitas a Tucumán, Mores sorprendió a los periodistas al contar que en su primera infancia vivió en nuestra provincia, aunque no supo dar mayores precisiones.
5 - El aporte de sus composiciones
Sobre sus temas “cantables”, explicó: “en vez de un tango quejumbroso, acerca de un matón que quería ahorcar a la mujer, yo quería hacer uno emocional, con otro romanticismo”.
6 - Despedida de los escenarios
“Nunca me concebí como demasiado importante. Soy uno más dentro de un mundo de gente que tiene cosas para expresar”, dijo en 2011, antes de despedirse de los escenarios.
OPINIONES